Antoñita es
una señora jubilada, con alma joven, a la que me une una gran amistad, y a
veces voy a ver qué problema tiene con Internet, y me presta libros que ya
pensé no volver a ver. Como he pasado tan buenos ratos de cháchara con ella,
quise sorprenderla con esta tarta, en la que aproveché para utilizar unos
moldes que hacía poco había comprado. Cuando le comento los sabores, me
responde que no puede comer ni vainilla ni chocolate, pero sobre todo la
vainilla. Bueno pues a ver que sabor le pongo?, ya está el bizcocho sabor
fresa, y como relleno y cobertura de la tarta, una buttercream de Nutella, que
aun no había probado a hacer y que salió riquísima. Nos fuimos a su casa a
tomar café y un trocito de tarta, que por cierto estaba muy buena, y no porque
la hubiera hecho yo.
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